viernes, 12 de febrero de 2010

Realidad

Placer, placer aquel de mirar, placer aquel de escuchar, placer dulce de oler, placer inmejorables de sentir. No importa cuánto dure, no importa la causa ni el resultado porque el momento efímero te hace volar sin miedo, sin conciencia guiado por el instinto de encontrar felicidad.

El placer ahogado del orgasmo idiotiza, retarda y mata la razón; nos expone indefensos al peligro del dolor que destroza cada miembro y amortigua totalmente el cerebro. Nos deja inconscientes, intocables, inalcanzables, en aire de donde nos soltarán los hilos de la vida para que la tierra nos detenga en la caída, nos abrase y nos diga: bien venidos de vuelta a la realidad.
Esa realidad donde no hay placer, ni sueños, poco aire, mucho infierno; pero es conocida, segura, palpable y rotundamente verdadera. La realidad donde nos defendemos, donde nos rearmamos para curarnos las heridas profundas que los sueños han dejado.

Realidad aunque no me gustes, te quiero, te necesito porque mientras más te tenga dentro, más deseo y más espero al que no será un sueño, al que vendrá de gris para atarme a su muñeca y obligarme puramente a vivir la vida chiquita…

sábado, 22 de agosto de 2009

La tristeza: cálida y naranja

La tristeza inevitable se mantiene infatigable sin cambiar el sentir de aquel “ser” que tiene en sí la ineficiencia de la imperfecta debilidad.

Cada vez es más la desesperanza que incapacita a la alegría y mata a la felicidad. La equilibrada existencia desaparece entre paredes que aíslan al “ser” de la galaxia.
Mientras más se aleja la felicidad, es más deseada; y mientras ésta es más cercana, más se extraña la tristeza que es la palabra llena de belleza cálida y naranja.

Alimentar al alma es difícil al sentir la calabaza en la garganta cada día de la vida. Sin saber que pasa, la insensatez mata y el presente nada tiene para dar. Mientras que la gente entiende nada de la débil flama de la vida que se apaga, el “ser” intenta hallar la salida para dejarse llevar hasta llegar a la esperanza para crecer y trascender.

Para que el ave empiece a aletear sin que nada salga mal, el alma y el “ser” deben caminar de la palma y avanzar. Pisada a pisada seguirá, el ave que tiene en la cara la lagrima que refleja la tristeza inmaculada. La tristeza que amigable se mantiene decidida a quedarse en el “ser”, sin negarse a abrirse a la galaxia para seguir y mantenerse en la belleza de ser la naranja y cálida palabra.

jueves, 20 de agosto de 2009

domingo, 2 de agosto de 2009

El placer de simplemente mirar



Los placeres momentáneos, intrascendentes y, como algunos dicen, mundanos son los que dotan a nuestra vida de un chispa que nos saca de la cotidianidad y nos mueve a seguir adelante en un enorme lago de aguas apacibles. Claro está que no todos permanecemos estancados e inmóviles pero cada vez es más difícil remar para provocar ondas en las aguas quietas.

Sin embargo este tipo de placeres superficiales quizá hasta vanos y frívolos vienen a provocar en nosotros un sinfín de emociones, calores o pensamientos. El goce puede estar en comerse un gran trozo de pastal de chocolate o por otro lado comerse un gran bocado de amor casual sin más compromiso que el acuerdo mutuo. Pero en cualquiera de estos deleites se inmiscuyen todos los sentido pero, siempre, uno en especial.

Hasta hace pocas semanas no conocía lo increíblemente excitante que puede ser ver y sólo ver, no tocar ni oler, nada de besar ni morder. El sentido de la vista puedo llevarnos lejos si un agente externo lo incentiva. Bastará decir que nos sólo las artes visuales pueden brindarnos placeres, sin duda, más duraderos del que me voy a referir ahora, mismo que de artístico y cultura no tienen pero nada.

Siempre he pensado en lo grotesco y morboso que resultan los strepers, ya sean estos femeninos o masculinos; sin embargo la última y única experiencia cercana a esto cambió mi perspectiva. No se trata sólo de ver un cuerpo masculino, digamos, bien modelado, bronceado y cuidado; se trata de la libertad lujuriosa que adquieren las mujeres durante casi una hora de show. 50 o 60 minutos donde se permite toda clase de expresiones groseras, picaras o mal intencionadas hacia un hombre que es visto como una cosa, una cosa más que linda, deseable, acariciable, tocable.

Mientras observaba como el señor, se iba despojando de sus ropas y accesorios al bien escogido ritmo del reguetton, mi cara sentía el calor que poco a poco me bajaba del cuerpo. No podía gritar como las otras pero sin duda la alharaca me iba envolviendo en un estado de estupefacción único; sólo tenía ganas de reírme a carcajadas y no perderme ni un sólo instante de lo que estaba viviendo y viendo.

Las luces hacían vibras aun más las emociones, luces que como flashs de cámaras fotográficas me mostraban los movimientos impúdicos de una Adonis criollo. La mejor parte fue cuando el muchacho, lejano a contemplaciones y restricciones, toco, alzo, beso y acaricio a la próxima novia. Uyyyyyyyy ese fue el placer de mirar y lanzarse dementemente al goce morboso de la admiración de un envase humano.

Experiencias como estas tan banales y sin trascendencia, nos dejan en esos momentos de goce que lejos de ayudarnos a crecer nos distraen y hacen menos monótona nuestra rutina.






domingo, 19 de julio de 2009

¿Se han puesto a pensar cómo hasta el maldito lenguaje nos condena a una elección definitoria que termina por limitarnos la existencia? ¿No? Pues yo sí. Es tan simple como poner un poco de atención en nuestras charlas cotidianas.


Quiero un helado de chocolate o de frutilla”, “trabajar o viajar”, “amar o morir”; desde el habla cotidiana ya estamos siendo esclavos del “O”. ¿Por qué "o esto o aquello”? Por eso me declaro en rebeldía y decido tratar de utilizar en mi vocabulario esta conjunción mejor conocida como “O”.



La obligación de elegir entre dos o más cosas es espantosa; ¿por qué rayos no podemos tenerlo todo? Nuestra libertad está condenada por una vocal que, sin más, nos deja sin la posibilidad de probar lo absoluto. Por eso, para evitar frustraciones, delirios y traumas, propongo que nos hagamos enemigos de la vocal y nos acerquemos más a la bien amada letra y consonante “Y”. Porque podemos “hacer esto y aquello”, "tener un helado de chocolate y frutilla”, "amar y morir al mismo tiempo”.

Con el uso de la “Y” se nos puede abrir una gran gama de posibilidades; aprovechémosla y disfrutemos de la buena vida, tocando el absurdo de tenerlo todo. Procuremos no perder ese placer lingüístico. Porque si decimos lo que deseamos, lo tenemos.

miércoles, 17 de junio de 2009

El Puto más lindo















A pesar de que quería empezar a postear algo más relacionado los placeres instantáneo pero sumamente perceptibles, hoy simplemente no se va a poder… Todo por una noticia que me movió al punto de llevarme a la reflexión y la acción; a qué acción bueno la de investigar un poco y escribir.

Tal motivación tiene nombre y apellido, profesión y actitud: Fernando Peña, ¿quién es ese?, se preguntarán muchos, otros no tanto. Bueno ese nombre era el de un actor uruguayo, nacionalizado argentino que vivió al límite. Lo tachan de trasgresor e irreverente por su cinismo incomparable (cínico quien hace o dice cosas reprochables desvergonzadamente), por aceptarse homosexual y gustarse como tal, por ser VIH positivo y burlase de su condición. Se notó que use el verbo ser en pasado, la explicación de este tiempo verbal es la muerte; Peña murió hoy 17 de junio de 2009 de un cáncer hepático fulminante.

Después de juguetear y bailar con la muerte por años, llegó al final del destino; no le interesaba vivir muchos años pero tampoco quería morirse; simplemente entendió que todos nos vamos muriendo cada día un poco más, comprendió que la salud es un espacio entre dos enfermedades y que las despedidas no se planean, a veces te cogen dormido.

Los dos mese que Peña convivió con la enfermedad, grabó su tratamiento casi al estilo Farrah Fawcett. Lo importante de esto, es su intención, él manejaba el asunto de su salud tocando una verdad general: el miedo inmenso y abismal que tienen la gente a la palabra CÁRNCER y a todo lo que ella conlleva. Su afán era transmitir el mensaje de que cáncer no es sinónimo de muerte, que a pesar de que la quimioterapia te mata todo, puede curarte. En su exposición quería generar en la gente la valentía a dejar el temor a una tomografía por miedo de escuchar la palabra cáncer pues si éste es detectado a tiempo más chances hay de enfrentarlo.

Su intención está documentada, ahora si logró el objetivo no lo sé pero por lo menos nos llevó a reflexionar a muchos. Él no cambió ni dejo de ser, a pesar del cáncer de hígado nunca dejó de beber, como artista nunca dejó de vivir basado en tres cosas para él primordiales: el sexo, lo patológico y la muerte….


Fernando Peña aunque duro y chocante, personaje o persona llegó a ser el PUTO más lindo…

Por qué, por qué, por qué....

Las intenciones de este blog no las tengo muy claras aún. Sólo busco un espacio para expresar, para comunicar. El porqué del nombre, bueno pues la vida porque eso es lo cotidiano, lo común, lo de siempre; y la muerte chiquita sale del placer, de la petit morte frase que en francés se refiere a la inconsciencia que a veces produce un orgasmo. Fijándome en esto me acerco a los placeres de la vida, lo que nos encanta, nos deleita, nos hace morir por un segundo de felicidad, lo que nos inunda de pasión, lo excepcional, lo mágico…